A la protagonista de esta historia no le gusta cómo es. No le gustan sus mejillas, tampoco su nariz… Ella quiere ser como Sonia, su mejor amiga: rubia y alta. Por el contrario, a Sonia le gustaría tener el pelo de su amiga, y poder hacerse las trenzas que cada mañana le hace su mamá. A pesar de todos sus complejos, para Tomás, ella tiene los ojos más bonitos del mundo entero y es la más bonita. ¡Está enamorado de ella!
Y es que, aunque a nosotros mismos no nos gustemos, siempre habrá una persona para la que seamos lo más bonito del mundo, con nuestros defectos y nuestras virtudes.
Esto es lo que pretende enseñarnos este cuento, que nos ayuda a trabajar la autoestima, la amistad, a superar los complejos…