Se habla mucho del TDA-H o Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, de su prevalencia, de sus síntomas, de su diagnóstico, pero parece que hay una tendencia generalizada a hacerlo centrándonos especialmente en la etapa infantil. Sin embargo, esos mismos niños crecerán y se harán adolescentes y adultos, y el TDA-H seguirá ahí, aunque probablemente con una sintomatología y curso algo distintos. Entonces ¿qué pasa con estos niños cuando acaban el período de escolarización obligatorio y pasan a ser adolescentes y adultos? ¿Cómo evoluciona el TDA-H?

 

EVOLUCIÓN DEL TDAH: DE LA INFANCIA A LA VIDA ADULTA

No olvidemos que el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad es un trastorno incluido dentro de los trastornos del neurodesarrollo y que por tanto, tiene una continuidad en la edad adulta. Por ello es importante que sepamos qué pasa con estos niños conforme van creciendo y dónde radicarán sus dificultades para ayudarles mejor. ¿Qué impacto va a tener el TDAH en sus vidas? O quizás tú mismo te estés preguntando a raíz de un reciente diagnóstico en tu hijo si.. ¿tú también podrías serlo?

– Déficit de atención, manifestado especialmente en actividades que requieren un esfuerzo por mantener la atención y concentración de forma sostenida, por lo que en general desarrollan pocas habilidades de organización y son poco consistentes, aspectos que pueden acarrear más problemas en el ámbito laboral:

  • Problemas de atención y concentración
  • Desorganización e incapacidad para organizar trabajos o tareas
  • Dificultad para iniciar y finalizar proyectos
  • Problemas de gestión del tiempo
  • Facilidad para olvidarse de las cosas

– La impulsividad en los adultos con TDA-H acumula una serie de conductas que en general suelen tener un fuerte impacto en el funcionamiento diario de la persona, porque afectan a la vida familiar y de pareja, al área laboral y social. Algunas conductas se caracterizan por:

  • Terminar las relaciones de forma abrupta y prematura.
  • Alta sensibilidad a la crítica y falta de reconocimiento de su parte de culpa en los conflictos (presentan un locus de control externo por lo que desde su punto de vista, la culpa, generalmente es siempre de los demás).
  • Cambios constantemente de trabajo.
  • Poca paciencia en general para una gran variedad de actividades.
  • Pérdida de control con facilidad.
  • Búsqueda constante de sensaciones intensas para romper la monotonía, que pueden ser temerarias o ilegales (tienen más probabilidades de accidentarse). Por tanto, no es extraño que acumulen un número llamativo de multas y retiradas de carnet.
  • Alta incidencia y vulnerabilidad en cuanto a consumo de drogas o conductas adictivas. Cuando algo les gusta se enfocan en ello hasta que de nuevo pierden el interés o surge una novedad más estimulante.

Podemos afirmar que muchas de las personas adultas con TDA-H tienen dificultades en sus relaciones sociales, hablan en exceso y pueden parecer “entrometidas”. De niños tuvieron más dificultades en el rendimiento escolar respecto a sus compañeros, más problemas derivados de la indisciplina y más posibilidades de abandonar los estudios que la población general. Pues bien, uno de los factores principales a tener en cuenta es una menor estabilidad laboral, ya que suelen cambiar más veces de trabajo y se caracterizan por cometer más descuidos y errores en el desarrollo de sus tareas. Algunos rasgos del comportamiento de los adultos con TDAH son:

– Hiperactividad reflejada en:

  • Tendencia a presentar una actividad constante.
  • Horarios de trabajo sobrecargados.
  • Elegir trabajos que requieren mucho tiempo de dedicación.
  • Posibilidad de desarrollar adicción al trabajo.

– Déficit de atención, manifestado especialmente en actividades que requieren un esfuerzo por mantener la atención y concentración de forma sostenida, por lo que en general desarrollan pocas habilidades de organización y son poco consistentes, aspectos que pueden acarrear más problemas en el ámbito laboral:

  • Problemas de atención y concentración
  • Desorganización e incapacidad para organizar trabajos o tareas
  • Dificultad para iniciar y finalizar proyectos
  • Problemas de gestión del tiempo
  • Facilidad para olvidarse de las cosas

– La impulsividad en los adultos con TDA-H acumula una serie de conductas que en general suelen tener un fuerte impacto en el funcionamiento diario de la persona, porque afectan a la vida familiar y de pareja, al área laboral y social. Algunas conductas se caracterizan por:

  • Terminar las relaciones de forma abrupta y prematura.
  • Alta sensibilidad a la crítica y falta de reconocimiento de su parte de culpa en los conflictos (presentan un locus de control externo por lo que desde su punto de vista, la culpa, generalmente es siempre de los demás).
  • Cambios constantemente de trabajo.
  • Poca paciencia en general para una gran variedad de actividades.
  • Pérdida de control con facilidad.
  • Búsqueda constante de sensaciones intensas para romper la monotonía, que pueden ser temerarias o ilegales (tienen más probabilidades de accidentarse). Por tanto, no es extraño que acumulen un número llamativo de multas y retiradas de carnet.
  • Alta incidencia y vulnerabilidad en cuanto a consumo de drogas o conductas adictivas. Cuando algo les gusta se enfocan en ello hasta que de nuevo pierden el interés o surge una novedad más estimulante.

¿CÓMO EVOLUCIONAN LOS SÍNTOMAS A LO LARGO DE LA VIDA?

Esta sintomatología tiene consecuencias en el desarrollo infantil y provoca alteraciones sociales, afectivas y de aprendizaje que se van manifestando en el colegio, y en las distintas etapas de desarrollo y del ciclo vital de la persona de formas distintas y se caracterizan por:

  • En la etapa pre-escolar, las manifestaciones más comunes suelen darse en forma de alteraciones del comportamiento.
  • En la etapa escolar, se mantienen las alteraciones del comportamiento, y pueden aparecer los primeros problemas de rendimiento académico y de interacción social que acaban generando dificultades de autoestima y autoconcepto. Muchos de ellos cuando llegan a mi consulta manifiestan que creen que son tontos y se sienten menos capaces que los demás.
  • En la adolescencia, estos problemas se mantienen y aparecen otros nuevos asociados a los anteriores, relacionados con las nuevas exigencias de esta etapa evolutiva. Pueden surgir e ir apareciendo problemas con las drogas, adicciones, problemas legales y en ocasiones, lesiones y accidentes. Cuando no se recibe tratamiento antes de la adolescencia llegan a la consulta con una experiencia de fracaso enorme, que requiere comenzar enfocándonos en la reconstrucción de su autoestima y de reequilibrar el entorno y sus relaciones sociales.
  • Durante la edad adulta, a los anteriores problemas pueden asociarse las dificultades de tipo laboral. Por eso es importante realizar un trabajo basado en la prevención y en la compensación de dificultades, para que llegada a la edad adulta hayan aprendido a convivir con sus limitaciones y puedan alcanzar trabajos y profesiones acordes a sus capacidades, que son muchas. Porque recordemos, que el tener TDA-H no significa no ser inteligente.

 

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DEL TDA-H? ¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

Tanto en niños como en adultos, el TDAH se caracteriza por presentar:

  • Dificultades de concentración y atención (falta de atención)

  • Dificultades para inhibir o frenar los impulsos (impulsividad)
  • Dificultades para regular el nivel de actividad de acuerdo a las necesidades de la situación (autorregulación y automonitorización) que produce inquietud motora e hiperactividad .

Los adultos con TDA-H (a partir de 17 años) suelen manifestar principalmente síntomas de inatención y de impulsividad, ya que la hiperactividad tiende a disminuir con la edad pero los síntomas atencionales siempre permanecen. Por eso escribimos la H a parte, porque podemos encontrar el déficit atencional acompañado o no de Hiperactividad-Impulsividad.

El diagnóstico debe realizarlo siempre un profesional sanitario cualificado: un psicólogo, psiquiatra, neurólogo o neuropsicólogo.

Para poder realizar un diagnóstico de TDA-H en una persona adulta es preciso que el trastorno haya estado presente desde la infancia, habiéndose manifestado antes de los 12 años, y que la persona continúe presentando una alteración o deterioro clínicamente significativo en más de dos áreas importantes de su actividad social, laboral, académica, familiar o de pareja. Para adultos deben estar presentes como mínimo 5 síntomas en la edad adulta (en los niños 6) tal y como veremos a continuación.

Para elaborar un diagnóstico, los profesionales sanitarios nos basamos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales llamado DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) que es una publicación realizada por la Asociación Americana de Psiquiatría que aporta descripciones, síntomas y otros criterios útiles para el diagnóstico de estos trastornos y que es revisado de forma periódica, de acuerdo con las investigaciones, estudios y descubrimientos realizados. El DSM más reciente y en vigor es el DSM-5, publicado en Mayo del 2013.

Vamos a revisar a continuación cuáles son los criterios actuales para realizar un diagnóstico de TDA-H.

Criterios diagnósticos actuales para el TDAH según el DSM-5

A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo que se caracteriza por (1) y/o (2):

(1) INATENCIÓN 

Deben estar presentes seis (o más) de los siguientes síntomas durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas o laborales;

NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas.

a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).

b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o lectura prolongada).

c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).

d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad).

e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los plazos).

f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo tareas escolares o quehaceres doméstico; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar formularios, revisar artículos largos).

g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales escolares, lápices, libros, instrumentos, monedero, llaves, papeles de trabajo, gafas, móvil).

h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).

i. Con frecuencia olvida actividades cotidianas (por ejemplo, hacer los deberes o tareas; en adolescentes mayores y adultos, devolver llamadas, pagar facturas, acudir a citas o hacer trámites importantes).

(2) HIPERACTIVIDAD E IMPULSIVIDAD

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas o laborales:

NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas.

a. Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.

b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, en situaciones que requieren mantenerse en su lugar).

c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado (Nota: en adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto).

d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.

e. Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilos o que le resulta difícil seguirlos).

f. Con frecuencia habla excesivamente.

g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación).

h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).

i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen los otros).

B.  Algunos síntomas de inatención o hiperactividad-impulsividad estaban presentes antes de los 12 años.

C.  Varios síntomas de inatención o hiperactividad-impulsividad están presentes en dos o más contextos (por ejemplo, en casa, en el colegio o en el trabajo; con los amigos o familiares; en otras actividades).

D.  Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen su calidad.

E.  Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).

En función de los resultados deberemos clasificar el tipo de déficit de atención según las siguientes presentaciones (antes llamados subtipos) y especificarlo en el diagnóstico:

  • Presentación combinada: si se cumplen el Criterio A1 (INATENCIÓN) y el Criterio A2 (HIPERACTIVIDAD-IMPULSIVIDAD) durante los últimos 6 meses.
  • Presentación predominante con falta de atención: si se cumple el Criterio A1 (INATENCIÓN) pero no se cumple el criterio A2 durante los últimos 6 meses.
  • Presentación predominante hiperactiva-impulsiva: si se cumple el Criterio A2 (HIPERACTIVIDAD-IMPULSIVIDAD) pero no se cumple el Criterio A1 (INATENCIÓN) durante los últimos 6 meses.

El tratamiento del TDA-H tanto en niños como en adultos tiene como objetivo el aprendizaje de estrategias compensatorias que minimicen el impacto de las dificultades que el déficit atencional puede llegar a tener en el funcionamiento diario de la persona. Siempre deberemos trabajar los síntomas que se manifiesten en cada perfil pero sin olvidar hacerlo tratando a la persona de forma global. Para mí es fundamental realizar un trabajo en todas las áreas de la persona tal y como te explico a continuación:

  • nivel social, es importante  enfocarse en enseñar herramientas de autogestión y autorregulación, revisar las habilidades sociales y facilitar estrategias para que la experiencia social esté equilibrada y sea satisfactoria.
  • nivel personal y emocional es muy importante que la persona no se quede en la etiqueta y aprenda a canalizar todo lo bueno que sí tiene el hecho de ser TDA. Esa energía desbordante, bien canalizada les puede llevar a hacer grandes cosas y emprender proyectos. Aquí es fundamental trabajar la autoestima, la autogestión, la autorregulación, el control de la impulsividad y el equilibrio personal. No podemos olvidar aquí a la familia o a la pareja, a quienes deberemos atender y facilitar pautas para que la convivencia sea emocionalmente satisfactoria para todos.
  •  A nivel escolar es muy importante contar con una buena exploración del perfil cognitivo que valore todas sus capacidades, no sólo para detectar los puntos débiles y compensarlos, sino para localizar y trabajar desde sus fortalezas. Con este perfil cognitivo acudo al colegio para informar al tutor y al coordinador psicopedagógico del centro y me aseguro de que el niño está correctamente atendido. Esto quiere decir que me aseguro de que el colegio conoce qué pautas de actuación puede poner en marcha.
  • Existe un protocolo con unas medidas no formales para aplicar en el aula a la que los niños con diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención tienen derecho. Son adaptaciones que no modifican el contenido del currículum escolar pero sí establecen cómo ayudarles en clase y durante los exámenes. Es importante adaptar estas ayudas a cada niño según su perfil y brindar ayuda a los profesores, facilitándoles pautas para que puedan ayudar mejor al niño.
  • nivel cognitivo, es importante que el trabajo realizado en sesión se haga partiendo de la exploración practicada y a partir de las fortalezas de la persona, para rehabilitar y reeducar las partes más descompensadas y no al revés, enfocándose únicamente en sus limitaciones. Siempre debemos realizar los tratamientos desde la parte más sana y conservada. Aquí es fundamental realizar un trabajo de las funciones ejecutivas y atencionales, del control de la impulsividad y de las dificultades atencionales. Personalmente, me gusta preparar recursos muy visuales y manipulativos y que las sesiones sean muy personalizadas y sean una estimulación de todas sus capacidades pero sobre todo, que lo pasen bien y aprendan divirtiéndose.
  •  Psicofármacos: En algunos casos el tratamiento psicológico (cognitivo-conductual) del TDA-H puede requerir una combinación con psicofármacos  y aquí es muy importante estar en contacto y coordinarse con el especialista que realiza el seguimiento de la pauta de medicación. Y aunque es el especialista médico quien debe valorar la idoneidad del tratamiento para cada paciente de forma personalizada, es común que se ponga en contacto con el psicólogo de referencia que lleva el caso para obtener información que le oriente en el ajuste de la medicación. Lo fundamental es comprender que el tratamiento con psicofármacos se pauta para que el niño no pierda aprendizajes durante el tiempo que pasa en el colegio. Los fármacos deben combinarse siempre de la reeducación psicológica de síntomas y no constituir nunca por sí solos un tratamiento único.
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